Cuando su madre apagó la luz, Sabrina se perdió en una noche oscura. Caminó durante cuatro horas sobre sus dos pies, sobre uno sólo y a los saltitos. Tarareó canciones y se habló sola.
Decidió contar la cantidad de veces que sentía que alguien la perseguía y contó 21, contó también la cantidad de veces que pensaba en comer un alcaucil. Fueron 7.
Después, y a pesar de todo, sintió que se sentía mejor así: sola y perdida. “Uh” meditó la niña: “van a pensar que no estoy nada bien”.
Momentos más tarde, se sentó sobre una roca un tanto húmeda y decidió dedicarse un momento romántico a sí misma.
lunes, 15 de junio de 2009
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11 comentarios:
sos tan popular que a mi vuelta a esto del blog me veo obligado a dejarte un mensajito.
beso pauli.
tenés que hacer un top ten de éstos y sacar un mini librin de bolsillo. no te lo digo mas.
hacete un post de votación y la hinchada elije cuáles no pueden faltar.
eso o te mando un matón. manejalo.
sos muy divertida Paulis!
Y yo estoy seguro que lo conociste en el super, y en unos meses vas a escribir eso!
jajaj
Besooo
que linda historia...me hizo un montón de dibujitos en la cabeza :)
saludos chica.
hermoso pau
Apoyo a Anzu, en la idea de que saqués un libro con los relatos!
Saimon
No se quien sos pero gracias por entretenerme.
pau, me entere que vas actuar en JORGE, una obra de teatro. danos más datos. quiero ir a verte.
SOBE¡!
Los alcauciles cómo estaban preparados?
Parece nimio pero es importante
conocés el blog de johana marshall??...
las dos me despiertan un bienestar egstranio al leerlas.
el de ella es:
http://johan-a-vision.blogspot.com/
saludos!
me encanta pau, me encanta.
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