domingo, 31 de mayo de 2009

momento exquisito

Te voy a abrazar tan fuerte que vas a pensar que me enloquecí o que me estoy despidiendo, le dijo Eugenia a Ramiro mientras se miraban sin tocarse ni las manos sentados en el sillón de un living. Ramiro respiró hondo y con ruido pero no dijo nada.
Eugenia repitió: vas a pensar que me estoy despidiendo, pero no. Va a ser todo lo contrario. Te voy a estar encontrando y te voy a oler mucho el perfume. Te molesta?
Ramiro respondió que no, inclinando levemente la cabeza hacia la izquierda y después hacia la derecha.
Eugenia fue a la cocina y agarró un plato que llenó con aceitunas, almendras y queso. Lo apoyó al lado de Ramiro y dijo: esto es para que comamos después de que te abrace y te huela porque vamos a tener hambre de esta comida. Igual si querés, después te traigo más, agregó antes de acercarse.
Ramiro sonrió, le acarició el pelo y se comió una almendra.
Perdón, balbuceó: todo esto del amor me pone muy ansioso.